30 abr 2009

Ríos de Tinta 06: Waylander, Ciclo Drenai I

¡Saludos a los Viajeros!

En la reseña de hoy, voy a dar mi opinión sobre el último libro que ha caído en mis manos. Estoy hablando de Waylander, el primer libro (cronológicamente hablando, porque el orden de publicación fue diferente) del llamado Ciclo Drenai, creado por el británico David Gemmell, que tristemente falleció en el año 2006.
Y digo tristemente con doble sentido, porque aparte de que todo fallecimiento es triste, este autor se había convertido en uno de los máximos exponentes de la fantasía actual.


Pues bien, centrándonos en este volumen, la historia de la que parte es bastante sencilla. Waylander, conocido como el Destructor, es un mercenario, un asesino a sueldo, considerado como el hombre más letal de todo Drenai, que es el lugar donde transcurre la acción de la novela.
Debido a un trabajo encargado, Waylander asesina a Niallad, el rey de Drenai, sumiendo al país en el caos, situación que aprovecha una nación rival, el Imperio Vagriano para iniciar una invasión.

Obviamente, su cabeza es puesta a precio, y el asesino debe huir. En sus andanzas, conoce a Dardalión, un sacerdote de la Fuente (una suerte de místico) y lo rescata de las manos de unos ladrones.
Para redimirse de sus actos, Waylander es enviado a recuperar la Armadura de Bronce, un objeto mítico que representa la última posibilidad de Drenai para salvarse del yugo invasor.

Y aquí comienza la “transformación” de Waylander.

Porque uno de los principales atractivos del libro, es la evolución que se produce en sus personajes, unos personajes realistas, que se guían por emociones y motivaciones muy humanas, lejos de los arquetípicos héroes. Y el estilo de Gemmell, crudo y directo, ayuda perfectamente a que nos metamos en el ambiente, que sintamos cada combate y cada muerte, pero también el peso de las decisiones que los protagonistas deben tomar.

Esta claro que Gemmell huye de complicadas tramas palaciegas, traiciones o guiones enrevesados, tan del gusto actual (véase sino Juego de Tronos…) ni ofrece tomos de chorrocientas páginas. Pero da otras cosas a cambio.

Ofrece acción, y además a raudales, realista, pero no por ello menos épica. Diálogos fluidos y un argumento con un principio y un final estupendos. En definitiva, aventura pura y dura vamos, de esas que me encantan. Que no todo va a ser seguir una trama a lo largo de 56 tomos.

A mi me ha encantado, y sobre la marcha, corrí a la librería a reservar los siguientes!

Mi nota: 7,6

1 comentario:

Javier Pellicer dijo...

Pues oye, a mí ese tipo de novelas me encanta. Me cargan un poco tanta intriga palaciega y tantas legiones de personajes como Canción de Hielo y Fuego. Soy de la opinión que no hace falta complicar tanto las cosas para crear una buena historia. El ejemplo es El Señor de los Anillos, que tiene un trasfondo histórico y geográfico perfectamente delimitado, pero sin embargo prescinde de tanta complicación (Tolkien prácticamente no habla de intrigas entre nobles ni tediosas traiciones entre reinos). Como escritor, prefiero ese sistema, el de sugerir, más que el de contarlo todo punto por punto. Y como lector más aún.
Voy a ver si consigo este libro que comentas.