¡Saludos!
Ayer terminé de ver la octava temporada
de Sobrenatural, la serie en la que los hermanos Winchester se parten la cara
contra todo tipo de criaturas sobrenaturales.
Vaya por delante que soy un declarado fan
de la serie. Una serie ultra friki, que con escasos medios, nos da historias
espectaculares y unos personajes extraordinariamente carismáticos.
Considero que las cuatro primeras
temporadas de la serie son muy buenas, sin muchas pretensiones dan un
entretenimiento de calidad. Vamos, que me encantó desde ese primer capítulo con
la fantasma de la carretera.
Pues he terminado esta temporada con una
sensación agridulce. Por un lado, contento, porque es sensiblemente mejor que
la anterior (pésimos los Leviatanes), y que me sigue entreteniendo lo suficiente
como para sentarme a ver las andanzas de los Winchester, y da algún que otro
capítulo memorable (todavía me estoy riendo con el capítulo del rol en vivo y
el discurso final).
Pero aunque sigo disfrutando de la serie,
me queda el regusto amargo de comprobar que la serie cada vez pierde un poco
más de fuelle y siguen alargando el chicle más y más. De seguir a sí, presiento
que van a tirar por el váter todo lo conseguido con el paso de los años.
Ojo, entiendo que los personajes han
evolucionado. Soy consciente que el Dean de ahora, con todo lo que ha sufrido,
no puede ser ni de lejos el loco que perseguía a las nenas y con el que te
partías la caja en cada capítulo. Y que Sam ha dejado de ser ese joven
idealista que trata de apartarse del negocio laboral.
Pero precisamente eso era para mí
Sobrenatural. Dos hermanos que se enfrentaban a su legado con cierta
despreocupación e idealismo. Ahora todo es más trascendental, más sufrido. Y la
verdad, después de tres temporadas seguir con las historias de desconfianzas
entre los hermanos y de sufrimientos callados, de secretos y mentiras… joder,
cansa un poco.
Incluso un personaje tan molón como
Castiel ha terminado algo desdibujado con el paso de las temporadas.
Pero bueno, seguiremos disfrutando de
los, cada vez menos habituales, chispazos de genialidad y deseando que los que
llevan el timón de la serie den un golpe en la mesa y se salgan del “guion
carril” que se han metido en los últimos tiempos.
Por lo pronto, la nueva temporada empieza
con una idea potente, con esa “Lluvia de Ángeles”, que por cierto, es una
escena muy espectacular.
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