18 ene 2009

Críticas de Cine 4: El Jinete Pálido

¡Saludos a los Viajeros!

Siguiendo con mi ciclo de western, me he visto una nueva película de este estilo, el Jinete Pálido, protagonizada por Clint Eastwood.
Antes de empezar con la reseña, debo decir, una vez más, que el viejo Clint es, al menos para mí, el mejor protagonista posible para un western. Su mirada, su expresión, es simplemente brutal.

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Es difícil encontrar algo hecho por Eastwood que sea malo, y sus películas como Harry el Sucio son unos clásicos. Pero como pistolero del viejo oeste, ninguno. Si me encantó como Bill Munny en Sin Perdón, en esta, como Predicador, más de lo mismo.

El argumento gira en torno a una comunidad minera en Carbon Canyon, una zona que está siendo adquirida por el rico y poderoso sin escrúpulos que hace el papel de malvado en el film. Los pobres mineros de la zona están siendo amenazados para que se vayan, pero como pueden, resisten.

Justo cuando la cosa empieza a complicarse, aparece el Predicador, un hombre con el misterio como pasado, y los ayuda a enfrentarse al malvado apoderado, que ha hecho llamar a un grupo de “mercenarios” para acabar definitivamente con la resistencia.

Al parecer, la película bebe directamente de Raíces Profundas, filmada en 1953 por George Stevens , pero Clint le da su propio toque, rescatando los mejores rasgos del género, como el uso de los paisajes, el héroe que renuncia a todo tras vengarse, etc.

He de decir que me ha impactado especialmente una escena. En una cabaña, la niña recita un pasaje de la biblia, especialmente apocalíptico, que dice algo así:

“Y contemplé un caballo pálido, y el nombre del jinete era Muerte…
Y el infierno le seguía.”

A medida que habla, aparece el Predicador montado en su corcel blanco. Definitivamente, me parece una genialidad esa escena.

En la parte negativa de la película, debo destacar la poca valentía del director. Durante todo el film, se insinúa que el Predicador puede ser más de lo que aparenta, que puede ser un vengador venido del más allá. Sobre todo en una escena, en la que está sin camisa, y en su espalda se ven heridas que claramente serían mortales. También en la tendencia que tiene el personaje para “desaparecer” de la vista, casi como si se desvaneciera. Lástima que al final no se resuelva este apunte, que sería todo un acierto.

Pero bueno, recomiendo encarecidamente esta película, sobre todo si se es aficionado al género.

Mi nota: 7,5

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